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Puerta abierta para Yeray

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Todo el mundo necesita que le den una oportunidad. Incluso Rocky Balboa. Ahora se aprecia su figura de excampeón del mundo de los pesados con la perspectiva que da el tiempo, pero para convertirse en leyenda hubo alguien que le tuvo que dar una oportunidad. Fue Apollo Creed, ese personaje ambientado en Mohamed Ali que después sería su más fiel amigo pero que entonces sólo buscaba alguien a quien apabullar e incluso humillar antes de su siguiente gran reto. Cogió a un desconocido del montón y, aunque en principio le trató con nulo respeto, le permitió protagonizar un combate de primera división. Sin él, el ‘Potro Italiano’ habría seguido boxeando en los márgenes, siendo un auténtico perdedor que trabaja de piadoso cobrador y que pelea de vez en cuando por cuatro duros. Hay alguien que ha de abrir la puerta para que el talento se abra paso y José Alberto se la ha abierto a Yeray. Éste, como Rocky cuando le anuncian que le han elegido para medirse a la estrella del momento, está ante su g...

Por fin le tocó al Racing

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El Racing estaba acostumbrado a ser el desgraciado, la víctima que necesita todo final inesperado. Siempre ha sido quien sufría las consecuencias de un súbito golpe de guión en la última escena de la película, en ese desenlace que obliga al espectador a replantearse todo lo que ha visto hasta ese momento. Porque en sus últimas aventuras en Segunda División había sido especialmente castigado en los descuentos, cuando una acción aislada echaba por la borda todo lo hecho hasta ese momento. Entonces se producía el drama y sus jugadores y sus aficionados se quedaban como los del Lugo el pasado domingo: apesadumbrados, con la certeza de estar condenados, de que hay algo que les impide pelear de igual a igual. A menudo son episodios cargados de romanticismo porque las derrotas acostumbran a ser más bellas que las victorias. Es el aura del perdedor, que siempre ha resultado atractivo, pero es mejor alejarse de él. El racinguismo ya no está para historias románticas. Bastante polvo ha mordido y...

Un terror conocido

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El Racing jugó el pasado domingo contra un zombie, contra un rival que estaba entre la vida y la muerte, un no muerto, un villano al que apenas le quedaba un rastro de humanidad, que estaba perdido entre dos mundos, un ser que suele acabar mal. Este tipo de personajes acostumbran a ser los más carismáticos, los únicos que continúan ahí en todas las películas de la saga de terror, los que la dotan de continuidad, pero acaban apaleados, castigados, encerrados en ese sótano de oscuridad al que cae un equipo de fútbol con la historia y la masa social del Málaga cuando es expulsado del fútbol profesional. El Racing lo sabe bien. Por eso se sintió identificado cuando, terminada la contienda, le miró a sus ojos vidriosos, que estaban a punto de romper a llorar de frustración. Pero en La Rosaleda sólo podía quedar uno. No había espacio para la piedad. Todo racinguista sabe lo que están sufriendo el Málaga y sus aficionados. A Noé le van a hablar de la lluvia. Lo ha vivido mil veces en la últim...

Los peligros del narcisista

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Jack Burton, el protagonista de ‘Golpe en la Pequeña China’, se creía el mejor, el héroe de la aventura, pero era un inútil. Cuando uno ve la película de John Carpenter a una edad temprana muerde el anzuelo y queda prendado del personaje al que da vida un estupendo Kurt Russell, pero si la ve pasados los años, cuando uno ya ha caído en la trampa de la madurez, se da cuenta de que, fundamentalmente, es un estorbo, un tremendo generador de problemas que sobrevive gracias a que sus aliados los resuelven. Él, en cambio, se cree el mejor, el más valiente, el tipo duro, una pieza fundamental del grupo. Pocas dudas hay de que, si a mitad de la historia alguien hubiera levantado el cartelón con su número y se hubiera tenido que retirar para que otro personaje entrara en su lugar, se habría marchado como Mboula en los dos últimos encuentros: negando con la cabeza para mostrar su desacuerdo con la decisión de su entrenador. El extremo catalán lo hizo en el partido contra el Tenerife y también el...

Vuelta al pasado para regresar al futuro

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Doc llamó al Racing para quedar el sábado por la noche. A las nueve en Mendizorroza. Cambió el párking de un centro comercial de la película por un campo de fútbol. Allí le enseñaría su último descubrimiento, un viejo DeLorean modificado con capacidad para viajar en el tiempo gracias al condensador de flujo, esa máquina con la que había soñado treinta años antes y que por fin había adivinado para qué podía servir. Apenas tuvieron tiempo de estar juntos, de que uno se explicara y de que el otro comprendiera, ya que de pronto aparecieron unos terroristas islámicos que tirotearon al científico y obligaron al conjunto cántabro a subirse al vehículo, entrar en un agujero de gusano y aparecer en pleno mes de noviembre, cuando las cosas iban mal. Hay muchas razones para viajar en el tiempo. Cuando la ficción camina hacia el futuro se utiliza para presentar distopías con las que criticar el estado actual de las cosas, que son las que nos llevarían a ese desastre. Es raro encontrar una obra que...

De náufrago a renacido

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Mboula llegó al Racing, como él mis­mo aseguró en su presentación ofi­cial, en un estado de forma «bestial», pero en seguida desapareció. Nunca se apreció esa bestialidad. Su nom­bre estaba en las alineaciones pero costaba verle en el campo. Se perdió, quedó desorientado en alguna parte, quizá en alguna isla perdida en me­dio del océano o en alguna montaña lejana lejos de la civilización. Como le sucede a Leonardo DiCaprio en ‘El Renacido’ , la película de Gonzá­lez Iñárritu. Lo lógico, como pensó todo el mundo tras verle salir mal parado de una feroz batalla contra un oso y de quedar abandonado a su suerte en territorios perdidos, fue darle por muerto, pero en las últimas semanas el extremo catalán ha con­firmado estar vivo. Ha vuelto como volvió el personaje de DiCaprio. Lo bueno es que todavía le estaban espe­rando, que el cuerpo técnico, tanto el anterior como el actual, siempre confiaron en su retorno. Y ya está aquí. Ahora parece un jugador imparable, una bestia, un tipo capaz d...

El cambio sin rebelión a bordo

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Hay tripulaciones como la del Boun­ty o el Caine y las hay como las del Pequod o el Suprise. También hay capitanes imposibles y crueles como tenían los dos primeros barcos y otros, como los que tenían los otros dos, que, aunque también fueran duros y maniáticos, contaban con el respeto de sus marineros, que esta­ban dispuestos a ir al mismísi­mo infierno junto a ellos. El Racing daba la impresión de ser de los últimos por­que, a pesar de lo mal que llegaron a ir las cosas tanto a principios de tempora­da (cuatro derrotas seguidas) como final de año (cinco), no dio la impresión de romperse el vestuario ni de haber na­die encabezando una rebelión. El ha­cha llegó desde arriba. Fue la directi­va la que cortó la cabeza a Fernández Romo para imponer un nuevo líder, lo que siempre supone una oportuni­dad para quienes se mantenían aga­chados y sin voz con su antecesor y un peligro para quienes, en la prác­tica, venían siendo la mano derecha de quien llevaba el mando. Cua...