Puerta abierta para Yeray
Todo el mundo necesita que le den una oportunidad. Incluso Rocky Balboa. Ahora se aprecia su figura de excampeón del mundo de los pesados con la perspectiva que da el tiempo, pero para convertirse en leyenda hubo alguien que le tuvo que dar una oportunidad. Fue Apollo Creed, ese personaje ambientado en Mohamed Ali que después sería su más fiel amigo pero que entonces sólo buscaba alguien a quien apabullar e incluso humillar antes de su siguiente gran reto. Cogió a un desconocido del montón y, aunque en principio le trató con nulo respeto, le permitió protagonizar un combate de primera división. Sin él, el ‘Potro Italiano’ habría seguido boxeando en los márgenes, siendo un auténtico perdedor que trabaja de piadoso cobrador y que pelea de vez en cuando por cuatro duros.
Hay alguien que ha de abrir la puerta para que el talento se abra paso y José Alberto se la ha abierto a Yeray. Éste, como Rocky cuando le anuncian que le han elegido para medirse a la estrella del momento, está ante su gran oportunidad porque no sólo es ya, en la práctica, un futbolista del primer equipo, sino que ahora dispone de unas semanas por delante que pueden marcar toda su carrera y que le pueden asentar en el fútbol profesional. Nadie le puede pedir que se eche el equipo a las espaldas pero sí que sea protagonista, que la banda derecha siga siendo peligrosa. De hecho, al personaje al que dio vida Sylvester Stallone tampoco le hizo falta ganar a Creed, sino que le bastó con aguantarle los quince asaltos para que todo el mundo pudiera apreciar que ahí había un boxeador.
No hay mal que por bien no venga. Si Apollo Creed le dio una oportunidad a Rocky fue porque el boxeador ante quien iba a boxear se lesionó en una mano y, a cinco semanas para la pelea, nadie de entidad quería cruzarse con él. Por eso se inventa la fórmula de brindar una oportunidad a un púgil sin nombre. Es precisamente otra lesión, la de Jordi Mboula, que probablemente va a estar cerca de mes y medio fuera de los terrenos de juego, la que abrió una vacante en la banda derecha del Racing que, de partida, ha ocupado Yeray. El técnico tenía también la alternativa de Sangalli, otro jugador en quien confía y que incluso tiene más experiencia, pero apostó por la decisión más difícil. Hay que valorarlo. Una vez lanzada esa apuesta, es posible que tenga continuidad y que el jugador de Isla verdaderamente esté ante su tren más importante.
Apollo Creed le dio una oportunidad a Rocky para vender una bonita historia, la del campeón permitiendo que un nadie se colocara en primer plano. José Alberto no está para juegos. De hecho, desde su llegada ha demostrado con hechos que no convoca a canteranos por anotarse tantos, para que se paseen por España y para darles un par de minutos de la basura, sino que quien ha jugado lo ha hecho para ser importante. A Yeray ya le había puesto como titular en Las Palmas ante la vacante que se abrió en la izquierda porque le había convencido en seguida, ya que antes de llegar a Cantabria no le conocía. A Mario García también lo reclutó pronto para los entrenamientos y cuando necesitó un lateral izquierdo le puso a jugar. No regala nada pero sí mantiene una puerta abierta, un mensaje que es importante para los canteranos.
Hay mucho talento escondido. Como el que Rocky demostró que tenía en cuanto le dieron la oportunidad. Sin ella, habría seguido en el barro. Lo que hace falta es tener el don de la oportunidad y coincidir con alguien que esté dispuesto a apostar por ti. Marcelino, por ejemplo, vio virtudes en Álvaro González que ni siquiera estaba viendo el entrenador del filial. Lo reclutó cuando ni siquiera era titular en el entonces llamado Racing B y, a partir de ahí, ha firmado una trayectoria a nivel continental. Es posible que sin el asturiano se hubiera perdido en el fútbol modesto. A saber.
Las oportunidades se pueden generar por diferentes motivos, ya sea por lesiones, sanciones o bajos estados de forma de quienes están arriba. El protagonista de ‘Invencible’, la película del 2006 dirigida por Ericson Core, tuvo la suya. Trabaja como profesor a tiempo parcial y como barman hasta que decide apuntarse a una prueba abierta que realizan los Philadephia Eagles de fútbol americano. Ahí se abrió la puerta. Él es hincha de ese equipo y, a pesar de que ya tiene treinta años, acude a probar fortuna, logra ser admitido e incluso triunfa. La película la protagoniza Mark Wahlberg, que años antes ya había protagonizado ‘Rock Star’, una historia similar pero ambientada en el mundo de la música e inspirada en Ripper Owens, que pasó de ser fan de Judas Priest a ser su cantante en dos discos, en el tiempo que estuvo fuera Rob Halford.
Es difícil que se den los condicionantes para disfrutar de una oportunidad de verdad, ya que son pocos los que la tienen, pero también lo es aprovecharla. Michael Corleone lo hace cuando, sin proponérselo, de pronto se ve a sí mismo metido en un entramado que, a la larga, le convierte en el líder de la familia a lo largo de ‘El padrino’. Yeray sí tiene claro lo que quiere. Como el ambicioso periodista deportivo de ‘El último asalto’, la película del 2007 que protagoniza Samuel L. Jackson. Éste estuvo cerca de ser un gigante del boxeo al haber peleado con Rocky Marciano o Jake Lamota. Tuvo abierta la puerta, pero no fue capaz de aprovecharla y ahora es un vagabundo. Es precisamente esa historia la que el primero considera que le puede llevar al éxito en su propia carrera, la del periodismo. Y él no quiere desaprovechar esa oportunidad que se le ha puesto delante al encontrar por fin una gran historia.
Yeray tiene la confianza de su entrenador y tiempo para acumular al menos cinco partidos consecutivos jugando mucho. Ahora le toca a él. El sábado le costó aparecer porque, de partida, al Racing le costó enlazar juego, más aún en el primer tiempo. Aún así, logró asomar la cabeza porque una buena arrancada suya culminó en un remate a portería de Íñigo Vicente y otra terminó en un penalti que Iborra cometió sobre él. Ya en el segundo tiempo, el cántabro fue protagonista del gran arreón que dio el equipo a los setenta minutos de juego, coincidiendo con el doble cambio que metió en el campo a Cedric y a Sangalli. No está mal para ser su primera titularidad en el puesto que más le gusta. Ha dado un paso pero aún debe dar más para atravesar una puerta que ahora mismo no debe ni derribar, ya que se la han abierto.
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