El pobre con padrino

La historia del Girona esta temporada bien podría haber sido una historia de superación, de rebelión ante el orden establecido y la dictadura del capital; la de un equipo hecho a sí mismo, la última esperanza blanca de los que creen en la meritocracia. Su proyecto podría haber sido como esas películas de bajo presupuesto que acaban siendo un pelotazo y recaudando millones. Su nombre aparece a la cola de la lista que detalla el límite salarial que tuvieron los clubes de Segunda División en el curso recién terminado pero se ha salido con la suya dejando cadáveres por el camino. Es el relato de la victoria del fútbol sobre el dinero, pero lo suyo tiene letra pequeña. No es tan romántico como parece. La última vez que el Racing estuvo en Segunda División, el Girona acababa de bajar de Primera y era el rey de la baraja. Tenía 27 millones para construir su plantilla cuando el club cántabro apenas disponía de tres y medio. David contra Goliat. Co...