La virtud de que no pase nada

Las estadísticas de La Liga recogen que sólo hubo quince lanzamientos en todo el partido, diez del Racing y cinco del Granada, pero sólo dos fueron entre palos. Los porteros apenas tuvieron que actuar y sólo se celebró un gol. Si uno lo ve con distancia, tendrá la sensación de que no sucedió nada, de que fue un encuentro anodino con poca presencia en las áreas, un espectáculo prescindible. Eso lo dirá quien no sabe leer el fútbol ni detectar todo lo que se narra de manera implícita sobre un terreno de juego, ya que para conseguir precisamente eso, que una potencia como el equipo andaluz se fuera de Los Campos de Sport sin haber ni tan siquiera puesto la firma en el papel, hay que hacer muchas cosas y hacerlas, además, muy bien. En el fútbol puede pasar como en ese tipo de películas en las que parece que no pasa nada pero pasan muchas cosas. “Es muy lenta”, suele decir quien se precipita, quien no ha sabido entenderla o echa mano de un adjetivo fácil pero resultón. Es posible que no hay...